Inteligencia cultural en las organizaciones: 5 claves para desarrollarla
La inteligencia cultural es una de las habilidades cada vez más valoradas en la sociedad global.

Una reciente publicación de Alexandra Maratchi, CEO de Homuork, recordaba la importancia de la inteligencia cultural a través de un ejemplo realmente ilustrativo que hacía referencia a la película de Pixar Inside Out, en que las emociones de la pequeña protagonista Riley cobran vida, encarnándose en los personajes de Alegría, Tristeza, Ira, Asco y Miedo.
En una escena, Asco se manifiesta cuando la protagonista detecta un brócoli en su plato. Para que el efecto de la empatía llegara al público infantil de todo el mundo, en algunas partes de Asia se decidió sustituir esa verdura repulsiva por un pimiento verde.
Esta simple anécdota nos proporciona una rápida idea del impacto que puede llegar a ejercer la cultura en el comportamiento social. En el ámbito de las organizaciones, ser capaces de entender y gestionar esa cultura, en toda su riqueza y diversidad, es una de las claves del éxito en áreas como la gestión de equipos y los negocios internacionales.
Tabla de contenidos:
- Inteligencia cultural: qué es
- Tipos de inteligencia cultural
- Cómo desarrollar la inteligencia cultural en 5 pasos
Inteligencia cultural: qué es
El concepto de inteligencia cultural, surgido a partir de la unión entre cultura e inteligencia, se define como la capacidad de relacionarse e interactuar con eficiencia con otras personas de orígenes culturales distintos. Desarrollar esta sensibilidad cultural nos sirve para evitar y sobrellevar sin dificultad las situaciones que presenta el nuevo escenario empresarial global y multicultural. Esa ventaja competitiva la convierte en una de las soft skills más valoradas.
En un entorno corporativo en el que la diversidad cultural está cada vez más presente, la inteligencia cultural adquiere cada vez más relevancia como parte del aprendizaje organizacional ya que contribuye en gran medida a la adaptación de l_s emplead_s a la forma de trabajar propia de cada empresa. Al mismo tiempo, está estrechamente ligada a la inteligencia emocional y a las habilidades interculturales, por lo que también favorece los vínculos personales y profesionales.
Desde la gestión de recursos humanos, el cultural intelligence management se define como la creación de procedimientos y políticas para asimilar a los nuevos trabajador_s en la cultura de la empresa, basados en la celebración de la diversidad, en la escucha, la empatía, la flexibilidad o la resiliencia. Por otra parte, se habla de cultural quotient (CQ) como el conjunto de competencias que permiten afrontar de manera efectiva situaciones culturalmente diversas.
Tipos de inteligencia cultural
Dentro de la inteligencia cultural encontramos tres tipos o componentes básicos que corresponden a los tres elementos inherentes al ser humano: el componente físico, vinculado al cuerpo; la parte cognitiva o mental, y el factor emocional o motivacional.
- Inteligencia cultural cognitiva: Corresponde a la capacidad para aprender naturalmente las normas, las costumbres, las creencias y los tabúes de otras culturas.
- Inteligencia cultural emocional: Es la suma de la voluntad y la motivación que conduce a la adaptación de una persona dentro de un nuevo entorno cultural.
- Inteligencia cultural física: Se caracteriza por la rápida asimilación de elementos asociados a la comunicación no estrictamente verbal, como el lenguaje corporal, los cambios en el tono de voz o la acentuación de ciertas palabras durante el habla.
Cómo desarrollar la inteligencia cultural en 5 pasos
A continuación veremos 5 claves para poder trabajar la inteligencia cultural y las habilidades interculturales en las organizaciones, así como en cualquier relación entre personas de origen cultural distinto.
1. Nutre la curiosidad
Para aumentar la inteligencia cultural, puedes empezar observando a las personas: ¿cómo se comportan?, ¿siguen alguna pauta cultural distinta? Si tienes cerca a alguna persona con una cultura de origen distinta, puedes interesarte por ella y formularle preguntas e inquietudes.
Si quieres avivar la curiosidad de tu equipo, puedes recomendar lecturas, promover talleres y charlas sobre interculturalidad o abrir foros de debate.
2. Toma conciencia
Reflexionar acerca de cómo te relacionas con otras personas es un paso fundamental para avanzar en el desarrollo de la inteligencia cultural. Del mismo modo, puedes pedir a las personas que trabajan contigo que hagan lo mismo.
Para superar esta fase con éxito, habrá que plantearse cómo es la propia cultura y qué elementos la rigen. Por ejemplo, en las denominadas culturas de alto contexto, como es el caso de China, Grecia, o la mayoría de países africanos, lo que no se dice es tan o más importante como las palabras; en cambio, en territorios de bajo contexto, como Alemania o Estados Unidos, los mensajes detallan y definen el contenido que contienen casi por completo.
En ese sentido, antes de establecer cualquier relación, ya sea personal o profesional, con una persona culturalmente distinta, es recomendable pararse a identificar cómo los rasgos culturales propios y de tu interlocutor_ pueden influir en la comunicación que se establezca.
3. Detecta tus sesgos
Después del proceso de toma de consciencia, el siguiente paso será detectar los prejuicios y sesgos que puedas tener. Es lógico que existan, ya que la mayoría de las veces son la consecuencia de estímulos recibidos desde la infancia. De hecho, una de las causas por las que pueden estar ahí es, precisamente, la dificultad para verlos — por ello se habla de sesgos inconscientes.
Una forma de detectarlos es realizar el Test de asociación implícita de la Universidad de Harvard. Esta sencilla prueba muestra cómo, de forma involuntaria, tendimos a mostrar preferencia por un tipo de personas u otras, ya sea en función de su aspecto físico, su tono de piel, su orientación sexual, su edad o su género.
Detectando los propios prejuicios conseguiremos fácilmente no caer en ellos y establecer una comunicación sin juicios.
4. Piensa diferente
A la hora de interactuar con personas de otras culturas, no debemos esperar que lo hagan como lo haríamos nosotr_s. Hacerlo supondría un error y, en términos de negocio, podría llegar a poner en riesgo procesos de negociación, relaciones comerciales y acciones de cooperación entre distintas empresas o delegaciones.
Sabiendo que, muy probablemente, existan diferencias en la otra parte, antes de reunirse con ella convendrá retomar la fase de curiosidad, observación y análisis de la realidad cultural a la que queramos acercarnos. Asimismo, durante el encuentro, la mentalidad abierta, la prudencia y la empatía pueden ser los mejores aliados para desarrollar con éxito la inteligencia cultural propia y del equipo.
5. Sal de la zona de confort
Como hemos visto, la inteligencia cultural es una habilidad que se puede entrenar. Para hacerlo, no hay mejor forma que enfrentarse a una situación o contexto desconocidos, en la que no estemos del todo cómod_s.
Una técnica útil para avanzar en este proceso puede ser lo que resume el aforismo ‘fake it until you make it’. Es decir: mostrando confianza y con mentalidad optimista se pueden llegar a internalizar, entender y reproducir las formas de relacionarse en este mundo global. Así, poner en práctica nuevas conductas será como ir al gimnasio: poco a poco, los tres tipos de inteligencia cultural — cognitivo, físico y emocional — se irán fortaleciendo.
Fuentes:
- https://hbr.org/2004/10/cultural-intelligence
- https://www.linkedin.com/pulse/cultural-quotient-intelligence-need-business-mahesh-kulkarni/
- MOOC Inteligencia cultural en las organizaciones
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